Técnica Ozaki: en qué consiste

Los avances médicos a la hora de tratar los distintos tipos de cardiopatías congénitas son constantes. Desde el ámbito sanitario se dedican grandes esfuerzos para llevar a cabo ensayos clínicos que den como resultado nuevas y más efectivas formas de hacer frente a estas dolencias.  ¿En qué consiste la técnica Ozaki? Una de las prácticas más novedosas en este campo es la llamada técnica Ozaki. Una intervención que se realiza cuando falla la válvula aórtica y que está logrando unos resultados muy optimistas en aquellos pacientes con esta complicación.

En aplicación, desde hace menos de una década, la técnica Ozaki está considerada como una de las fórmulas de reconstrucción de la válvula aórtica con mejores perspectivas de cara a obtener resultados duraderos y eficientes para los pacientes en la actualidad.

El fallo de la válvula aórtica y el desarrollo de la técnica Ozaki

La técnica Ozaki fue desarrollada en 2007 por un médico japonés que le dio su nombre. El objetivo del sanitario fue crear un método que resultara útil en aquellos escenarios en los que la válvula aórtica falla y el sistema que impide que la sangre vuelva atrás hacia el corazón deja de funcionar correctamente.

Por lo general, la dolencia de la válvula aórtica se diagnostica a pacientes que cuentan con un problema en la apertura y cierre de dicho sistema situado en el ventrículo izquierdo.

Esta válvula, compuesta por tres velos, suele presentar problemas en un 2 % de la población. En estos pacientes, los velos no trabajan de la manera correcta, generando una apertura y cierre imperfecto de dicho canal; un problema congénito que suele ser denominado como falla de la válvula aórtica o válvula aórtica tricúspide.

En la mayoría de los casos, esta dolencia puede resolverse con la colocación de una prótesis biológica o mecánica. Sin embargo, existe un porcentaje marginal de pacientes en los que esta intervención no es posible.

Aquí es donde se recurre a los avances realizados por el doctor Ozaki: su técnica permite reconstruir la válvula aórtica con el uso de tejido biológico del paciente, en concreto, con parte de su pericardio. De esta manera, el paciente puede recuperar la normalidad en la circulación de la sangre en aquellos casos en los que la válvula sea de un diámetro mínimo de 13 milímetros.

Para llevar a cabo esta reconstrucción, el investigador sanitario desarrolló una serie de patrones y plantillas de sutura que ayudan a realizar la intervención de manera sencilla y adaptada a la clínica de cada paciente.

La técnica Ozaki mejora la realidad de los pacientes menores

Uno de los puntos más destacados del uso de la técnica Ozaki en todo el mundo es las facilidades que este sistema de reconstrucción ofrece en el caso de los pacientes menores. Al no utilizar una prótesis artificial, la pieza creada no se limita a un tamaño único que no cambiará a lo largo del tiempo.

Al contrario, la abundancia de tejido utilizado permite, según los estudios realizados hasta el momento, que la válvula se vaya desplegando con el crecimiento del paciente, de manera que los resultados de la intervención acompañan al enfermo a lo largo de sus distintas etapas de vida.

Esto se complementa con el propio sistema de colocación de dicha prótesis. El tejido del pericardio no se fija, como sí ocurre con las prótesis, en el anillo aórtico con ningún tipo de material sintético. De nuevo, esta característica de la intervención favorece la adaptación de la válvula a los cambios orgánicos en pacientes de toda condición, especialmente en aquellos que son pediátricos.

Perspectivas a largo plazo

Pese a tratarse de una técnica de reciente implantación, son muchos los estudios que reducen las incertidumbres sobre el método y que manifiestan que se trata de una opción muy controlada en el caso de los pacientes.

Técnica Ozaki: en qué consiste

En el caso de los adultos, parece no haber dudas sobre el uso de la técnica Ozaki ante casos severos de fallos de la válvula aórtica, algo que se puede extender a los niños, tal y como demuestran en centros de referencia internacional como el Children’s Hospital de Boston, donde se llevan a cabo cada vez más intervenciones bajo este sistema.

En este sentido, es importante destacar que el proceso es especialmente interesante desde la observación del paciente a largo plazo, por los beneficios que ya se han registrado en diversos estudios publicados, especialmente en Japón y Latinoamérica, en estos últimos años.

A diferencia de lo que ocurre con las válvulas mecánicas o biológicas, el uso del pericardio como ‘materia prima’ para la intervención está relacionado con una menor incidencia de la calcificación o la degeneración con el paso de los años.

Esto, sin duda, es una importante noticia para los pacientes que presentan estos síntomas de cardiopatías congénitas, pues la necesidad de someterse a nuevas intervenciones en el futuro podría verse reducida gracias a esta nueva cirugía, que ofrece una mayor adaptación orgánica a los nuevos escenarios vitales de cada persona.

Otro punto que mueve a los profesionales cardíacos a optar por la técnica Ozaki es el hecho de que el paciente no precisa del uso de anticoagulantes de por vida.

Esta sí es una realidad para aquellos enfermos con este tipo de cardiopatías congénitas que han sido intervenidos para la colocación de una prótesis mecánica: el enfermo tiene que tomar medicamentos que faciliten el funcionamiento de la válvula y, en definitiva, ayuden a reducir el riesgo de sufrir ataques al corazón.

Este escenario desaparece por completo en el caso de aquellos usuarios que se operan para solucionar su falla en la válvula aórtica con el método del investigador japonés.

Son muchos los pacientes mayores y menores que se están beneficiando de este avance médico, considerado como una interesante alternativa, especialmente en el caso de los enfermos pediátricos con patologías congénitas que afectan al funcionamiento del corazón.