Síntomas de cardiopatías congénitas

Las enfermedades del corazón abarcan una amplia gama de patologías que se manifiestan de diferentes maneras y entre ellas encontramos las que presentan síntomas de ser cardiopatías congénitas.

Qué es una cardiopatía congénita

Una cardiopatía congénita es una malformación de la estructura del corazón que altera su normal funcionamiento. En la mayoría de los casos es una enfermedad crónica que dura toda la vida.

Puede tener un carácter muy leve y no requerir tratamiento, pero sí vigilancia, o ser tan grave que de no ser corregida a tiempo comprometa seriamente la vida de quien la padece.

Este defecto en la anatomía cardiaca es de nacimiento, es decir, se origina durante el período de gestación del feto, y suele estar asociada a una alteración en los genes, aunque también existen elementos externos que pueden provocarla, y ser hereditaria o no.

Los diferentes trabajos citogenéticos realizados a lo largo del tiempo han permitido identificar daños en determinados cromosomas que, casi en el 100 % de los casos, conllevan una anomalía cardiaca.

Entre los más conocidos tenemos las trisomías 13, 18 y 21 que son fácilmente detectables mediante estudios genéticos; no obstante, hay otras alteraciones que se esconden tras secuencias de ADN que escapan a estos y hacen necesario el uso de técnicas más específicas para poder ser diagnosticadas y tratadas.

Las cardiopatías presentan tres tipos básicos de problemas: Los cortocircuitos o fallos en la separación de la circulación sistémica de la pulmonar, los cianóticos o de baja oxigenación de la sangre y los puramente obstructivos.

La rápida detección de alguno de los problemas citados junto con la adecuada intervención de las unidades médicas especializadas hace que los resultados de los tratamientos de cardiopatías congénitas sean cada vez más alentadores.

Síntomas de cardiopatías congénitas

Factores que contribuyen a las cardiopatías congénitas

Las malformaciones coronarias se originan en las primeras semanas del embarazo, ya que el corazón es el órgano que primero se forma para “alimentar” con oxígeno al resto del organismo.

Y, aunque es muy difícil conocer a ciencia cierta las causas que las provocan, sí está claro que hay determinados factores que influyen directamente en su aparición.

 Podríamos diferenciarlos como internos o externos y, dentro de esta clasificación primaria, como evitables o no evitables.

FACTORES INTERNOS Y EXTERNOS

Los internos son aquellos intrínsecos a la naturaleza de los progenitores, y que, al estar presentes en el momento de la concepción, salvo en contadas ocasiones, son muy difíciles de evitar, como la edad, enfermedades crónicas o la existencia de antecedentes familiares.

Y por externos se entienden los que pueden evitarse radicalmente, como la ingestión de alcohol y drogas, la toma de determinados medicamentos o las situaciones en que el feto pueda verse expuesto a determinados tóxicos o situaciones extremas.

Síntomas de las cardiopatías congénitas

La sintomatología de estas malformaciones puede presentarse en diferentes etapas de la vida, aunque lo más frecuente es que se manifiesten antes o en el momento del nacimiento.

EN LA EDAD FETAL

Teniendo en cuenta la singular circulación sanguínea del feto y la casi afuncionalidad de sus pulmones es complicado hablar de síntomas que puedan apreciarse “a primera vista”.

Por tanto, a no ser que se busquen por antecedentes familiares, existan factores desencadenantes o sospechas del obstetra en la realización de las ecografías habituales, hay malformaciones que no obstaculizan la vida del feto y pasan desapercibidas hasta el momento del nacimiento.

Cuando se tiene un diagnóstico fetal claro y es evidente la existencia de una cardiopatía es el momento en que el equipo médico debe comunicar la gravedad, o no, de la misma a los padres y valorar junto con ellos todas las posibilidades que haya para tratarla.

 Frente a los casos más delicados, en los que no es posible esperar a la madurez total del feto, el uso de técnicas quirúrgicas avanzadas hace factible controlar los daños y compatibilizar la cardiopatía con la vida.

DESPUÉS DEL NACIMIENTO

Una vez el feto se separa de la placenta da comienzo el funcionamiento orgánico del bebé de forma independiente y el sistema circulatorio y los pulmones deben iniciar su desempeño de manera correcta.

 En esta fase es cuando pueden apreciarse los primeros síntomas de una cardiopatía congénita no detectada con anterioridad y suelen ser tan evidentes como:

  • Un color azulado de la piel o cianosis

  • La alta velocidad respiratoria o hiperventilación.

  • Edemas en el tronco, las extremidades o bajo los ojos.

  • Dificultades para alimentarse por falta de aire.

Hay personas que, aun teniendo una malformación cardiaca, no manifiestan problema alguno de salud y su desarrollo es acorde con los parámetros que entendemos por normales en cada etapa del crecimiento.

Pero, tarde o temprano, la enfermedad da la cara y los síntomas se pueden presentar poco a poco o de manera repentina. Los más habituales son la fatiga excesiva tras una actividad física normal, los mareos, las arritmias, la aparición de soplos y las molestias torácicas.

Es más que interesante el conocer los riesgos de padecer problemas cardíacos de este tipo, ya que son más frecuentes de lo que se cree, y algunos evolucionan durante años de modo asintomático.

Por ello las revisiones periódicas son necesarias para todos, muy importantes para los grupos de riesgo y “obligatorias” ante la aparición de cualquiera de los síntomas de las cardiopatías congénitas.

 Ante la más mínima sospecha de estar frente a una enfermedad coronaria contacta con nosotros y realizaremos las pruebas necesarias para despejar la duda y, de ser necesario, poner en marcha el mecanismo sanitario que puede ayudarte.