Insuficiencia mitral congénita

Dentro del amplio espectro de cardiopatías congénitas que afectan a pacientes menores, la insuficiencia mitral congénita es una dolencia que se registra en un bajo porcentaje en niños, pero que cuando está presente puede llegar a generar escenarios graves que requieren una atención médica, que suele derivar al paciente al quirófano.

Esta situación está asociada a malformaciones del órgano cardíaco y, pese a su baja incidencia, está considerada como el tipo de enfermedad más común de cuantas afectan a la válvula cardíaca.

De una manera clara, esta afección podría explicarse del siguiente modo: la válvula que separa las cavidades izquierdas y derechas del corazón no se cierra completamente debido a su propia anatomía o a otros condicionantes. En esta situación, se producen pequeñas fugas de sangre, que retroceden y no completan su ciclo por el resto del organismo.

Cuando estas fugas se registran en un alto nivel, la persona puede enfrentarse a un escenario en el que la sangre no circula de manera suficiente por el cuerpo o por el propio corazón. Es entonces cuando la intervención quirúrgica se hace necesaria.

Insuficiencia mitral: síntomas y niveles de gravedad

Como ocurre en muchas dolencias cardíacas congénitas, existen diferentes niveles de gravedad que deben ser evaluados, determinados y seguidos por profesionales de la medicina cardíaca. En sus estadios más leves, la insuficiencia o regurgitación mitral es compatible con un día a día normal y el paciente solo precisará de controles habituales para asegurar que la situación no se agrava.

Sin embargo, en los casos más complejos, la insuficiencia mitral puede dar lugar a distintos síntomas, que van desde un cansancio injustificado a la falta de aire, pasando por, palpitaciones agudas o arritmias o hinchazón en muñecas y tobillos.

La insuficiencia mitral, que puede agravarse o aparecer por ataques cardíacos, edad avanzada, radiación en el pecho o enfermedades como la fiebre reumática, está también relacionada con otras dolencias congénitas como el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, el Síndrome de Shone o el Síndrome de Marfan.

Los profesionales especializados en cardiopatías congénitas son los médicos indicados para evaluar a pacientes que tienen síntomas como los señalados y valorar si en su caso puede tratarse de esta enfermedad. En los diagnósticos positivos, será el propio equipo sanitario el que establezca un tratamiento, que dependerá del tipo de estenosis mitral y de los síntomas que esté sufriendo el paciente en el momento de identificar la enfermedad.

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Insuficiencia mitral primaria y secundaria

La principal diferencia de diagnóstico se establece entre lo que se ha dado en llamar insuficiencia mitral primaria e insuficiencia mitral secundaria.

La primera de ellas está relacionada con aquellos casos en que la válvula, por su propia forma, no cumple correctamente con su función. En el segundo caso, existen otros problemas cardíacos que afectan al cierre de una válvula anatómicamente normal.

Ambas situaciones pueden ser consideradas agudas o crónicas dependiendo de la gravedad de los síntomas y la rapidez en los avances de estos.

Para distinguir entre los distintos escenarios que puede estar experimentando el paciente, se aconsejan pruebas de diagnóstico como:

  • Ecocardiogramas.
  • Pruebas de esfuerzo.
  • Radiografías de tórax.
  • Resonancias magnéticas cardíacas.
  • Electrocardiogramas.

Tratamiento de la insuficiencia mitral

Las formas de abordaje de la insuficiencia mitral dependerá directamente del nivel de disfunción de la válvula mitral, así como de la importancia de los síntomas que sufra el paciente en su día a día.

En las situaciones leves, es muy posible que sea suficiente con la indicación de ciertos fármacos como los diuréticos o los betabloqueantes. En la mayor parte de los casos, este tratamiento bastará para controlar la dolencia y que el paciente pueda hacer vida normal.

En casos de síntomas severos, que pueden llegar a la aparición de líquido en los pulmones o lesiones importantes en el órgano cardíaco, la cirugía es el tratamiento recomendado. La intervención habitual para este tipo de casos comienza por un estudio pormenorizado de las características del paciente.

En un primer estadio se valora tanto la propia forma de la válvula que está trabajando de un modo insuficiente como del tejido accesorio presente en la zona. Esto dará al equipo médico un itinerario conservador, que suele incluir técnicas como la reparación de las valvas, el resecado de la porción prolapsante de la válvula mitral o el cierre de las comisuras.

Con ello, se pretende que la válvula adquiera la anatomía necesaria para realizar eficientemente su función de dividir las cavidades izquierdas y derechas del corazón.

En aquellos casos graves o en los que no es posible que la válvula vuelva a funcionar debidamente, la literatura médica y la práctica habitual aconsejan en los últimos años el implante de una prótesis mecánica, que sustituirá en sus funciones al órgano que resulta insuficiente para conseguir aislar las dos zonas del músculo cardíaco.

La insuficiencia mitral en el caso de los pacientes pediátricos

En el caso de los pacientes pediátricos que presentan una clínica de insuficiencia mitral, lo aconsejado es retrasar, en medida de lo posible, la intervención.

El principal motivo es procurar el desarrollo de los órganos internos, ya que la implantación de una prótesis mecánica deberá ser sustituida cuando el niño se desarrolle y su organismo crezca en las etapas de la pubertad hasta la edad adulta.

Además de ello, la colocación de este tipo de elementos mecánicos obliga a un tratamiento constante a base de anticoagulantes, algo que no es recomendado en el caso de pacientes de poca edad. Como búsqueda de alternativas, en los últimos años se han generado nuevas fórmulas de intervención, que sustituyen la prótesis mecánica por una biológica, reduciendo las complicaciones en pacientes pediátricos.

En este caso, se puede indicar incluso a niños pequeños con un anillo mitral disminuido y no requiere del uso permanente de anticoagulantes.

Sin embargo, esta no es una fórmula definitiva: existe discusión científica sobre la pertinencia del uso de las válvulas biológicas en esta posición concreta, ya que su función original no es esta y, por tanto, no se han certificado hasta ahora su funcionamiento a medio y largo plazo.

En este escenario de insuficiencia mitral congénita, lo más recomendable es ponerse en manos de un equipo médico especializado que pueda valorar la mejor actuación para mejorar la vida del paciente, reduciendo en lo posible los riesgos de cualquier tratamiento o intervención.