En el momento del nacimiento de un bebé, el médico siempre realiza una exhaustiva revisión clínica del pequeño. Una de las comprobaciones rutinarias consiste en descartar que el recién nacido presente síntomas de una cardiopatía congénita, como pueda ser el canal auriculoventricular cardíaco.
Conozcamos las particularidades de este trastorno, cómo prevenirlo y cuál es el tratamiento del canal auriculoventricular.
¿Qué es el canal auriculoventricular?
El canal auriculoventricular es una afección congénita, es decir, ya se encuentra presente en el momento del nacimiento.
Para comprender el trastorno, es necesario conocer primero el funcionamiento básico del músculo cardíaco: el corazón tiene cuatro cavidades: dos superiores (las aurículas) y dos inferiores (los ventrículos).
Unas válvulas conectan las cavidades superiores y las inferiores. Las cavidades situadas a la derecha bombean la sangre desde el organismo a los pulmones y las cavidades de la izquierda transportan la sangre de los pulmones de vuelta al organismo.
Una pared denominada tabique auriculoventricular separa los lados derecho e izquierdo del corazón, lo que permite que la sangre fluya en la dirección correcta. Cuando en el tabique hay un orificio, los lados derecho e izquierdo del corazón quedan comunicados.
Para entender los efectos que esto provoca, supongamos que tenemos un depósito de agua dividido en dos partes por una pared: en la parte izquierda hay agua salada y en la derecha agua dulce. Si en la pared hay un orificio pequeño, el agua dulce adquirirá salinidad y el agua salada la perderá.
En el caso del corazón, lo que ocurre es que este orificio denominado canal auriculoventricular provoca que fluya demasiada sangre hacia los pulmones y que no fluya suficiente sangre hacia el resto del organismo. Incluso puede llegar a ocurrir que el sentido del flujo se invierta.
Consecuencia directa de que exista un canal auriculoventricular es que el corazón tendrá que realizar mucho más trabajo para suministrar la cantidad de sangre oxigenada que precisa el organismo.
Además, se presentarán diversos problemas en el funcionamiento del músculo cardíaco y en las válvulas del mismo. El defecto puede presentarse de dos maneras:
COMUNICACIÓN COMPLETA Y PARCIAL DEL CANAL AURICULOVENTRICULAR
Lo que ocurre en el canal auriculoventricular es que en lugar de las dos válvulas que hay entre las dos aurículas y los dos ventrículos, en el caso de esta cardiopatía sólo existe una. Los signos y síntomas del canal auriculoventricular dependen de si el defecto es completo o parcial.
Defecto completo
El orificio es lo suficientemente grande como para comunicar las cuatro cavidades del corazón. Algunos síntomas comunes pueden ser:
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Dificultad para respirar o respiración rápida
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Sibilancia
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Fatiga
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Falta de apetito
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Poco aumento de peso
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Piel pálida
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Cianosis
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Sudoración excesiva
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Latidos del corazón rápidos o irregulares
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Edema
Defecto parcial
El orificio está solo entre la pared de las dos aurículas o los dos ventrículos. Algunos síntomas pueden ser:
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Arritmias
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Falta de aire
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Hipertensión pulmonar
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Problemas de las válvulas cardíacas
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Insuficiencia cardíaca
¿Cómo se genera la alteración?
¿Por qué un bebé nace con una cardiopatía congénita de este tipo? A ciencia cierta no se sabe, pero estadísticamente está comprobado que estos defectos son mucho más frecuentes en los niños que padecen síndrome de Down.
Las evidencias médicas apuntan a una combinación de factores genéticos y ambientales, puesto que la prevalencia del trastorno es mayor en niños nacidos de madres que durante el embarazo:
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Han consumido drogas y/o alcohol de manera habitual.
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Han estado fumando tabaco u otras sustancias.
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Han estado expuestas a toxinas o productos químicos ambientales.
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Presentan carencias nutricionales o déficits vitamínicos.
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Padecen enfermedades o trastornos no controlados adecuadamente, como la obesidad, la diabetes o la hipertensión.
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Han sufrido ciertas infecciones víricas.
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Han consumido ciertos medicamentos.
Síntomas
Estos son los síntomas que alertan de que existe un defecto del tabique auriculoventricular. El bebé puede presentar uno o varios, dependiendo del tamaño del orificio:
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Cianosis (tonalidad azulada de la piel).
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Respiración fatigosa.
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Dificultad para tomar el biberón.
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Dificultades respiratorias y disnea (falta de aire).
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Aumento de peso lento.
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Edemas en el abdomen o las piernas.
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Palpitaciones cardíacas y taquicardias.
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Pulso débil.
Dado que estos síntomas pueden ser indicativos de otros trastornos cardíacos y no cardíacos, cuando se presentan se hace necesaria la evaluación urgente del bebé por parte de un cardiólogo que confirmará o descartará la existencia de una anomalía en el corazón.
La anomalía del canal auriculoventricular puede detectarse mucho antes del nacimiento: un orificio en el tabique auriculoventricular grande puede ser visible incluso en una simple ecografía.
En caso de sospecha, un ecocardiograma fetal proporcionará al profesional sanitario información importante sobre la estructura del corazón y su capacidad de bombeo de sangre. Adicionalmente, puede practicarse una amplia batería de pruebas para confirmar o descartar el diagnóstico.
Después del nacimiento, el médico utiliza un estetoscopio para escuchar los latidos del corazón del bebé. Mediante este instrumento es fácil detectar señales indicativas, como un sonido anormal similar a un silbido o un siseo.
El procedimiento diagnóstico que se debe seguir en estos casos post partum es similar al de los casos que son detectados durante el embarazo.
En algunas ocasiones, puede darse el caso de un bebé con un orificio auriculoventricular tan pequeño que no causa síntomas apreciables tras el nacimiento. Pueden pasar varios años antes de que el defecto provoque síntomas o un profesional sanitario detecte la afección.
Tratamiento
El tratamiento del canal auriculoventricular se realiza mediante una intervención quirúrgica a corazón abierto. Durante la reparación de la comunicación auriculoventricular, el cirujano colocará parches para eliminar el orificio existente en el tabique.
En el caso de un defecto completo, el cirujano también reconstruirá la válvula cardíaca única en dos válvulas separadas en los lados derecho e izquierdo del corazón.
Lo más aconsejable es operar es operar en el momento idóneo, normalmente antes de los 6 meses y después del primer mes de vida.
Los bebés que no están lo suficientemente sanos o desarrollados para ser operados son sometidos a un tratamiento del canal auriculoventricular que incluye fármacos para controlar los síntomas, hasta que ganan el peso y la fuerza suficientes para poder ser intervenidos.