Hay enfermedades cardíacas que se pueden detectar antes del nacimiento, aunque las pruebas diagnósticas especiales, como la ecocardiografía fetal, no se solicitan por rutina, sino cuando hay antecedentes o sospechas de que el bebé pueda nacer con alguno de los tipos de cardiopatías congénitas más conocidos. Los cardiólogos nos esforzamos para que las pruebas diagnósticas sean cada vez menos invasivas, como es el caso de las ecografías, aunque a veces se precisan pruebas diagnósticas un poco más complicadas, como es el cateterismo cardíaco. En otros casos, el propio cateterismo se puede aprovechar para realizar un tratamiento, incluso para evitar una cirugía a corazón abierto. Veamos, por tanto, qué tipos de cateterismo cardíaco existen y cuál es la finalidad de cada uno de ellos.
Cuándo se realiza un cateterismo cardíaco
Un catéter es un tubo fino y flexible que se introduce en un vaso sanguíneo, generalmente una arteria, para hacer llegar a una zona concreta del recorrido coronario una sustancia de contraste o elementos terapéuticos.
Cuando el catéter tiene como destino final el corazón, se habla de cateterismo cardíaco, y puede tener un fin diagnóstico o de tratamiento. Por tanto, el catéter llevará en su interior diferentes dispositivos y tendrá distintas terminaciones dependiendo del vaso por el que se va a introducir y del objetivo del cateterismo.
Por qué se realiza
Un cateterismo cardíaco permite ver el corazón por dentro, detectando pequeñas o grandes anomalías que no se detectan con otras pruebas diagnósticas. Más importante que la captura de imágenes es la posibilidad de ver cómo funciona el corazón, si bombea correctamente y, en caso de ser necesario, con un cateterismo se puede obtener una biopsia.
De paso, el catéter cardíaco evalúa el estado de las válvulas, reemplazando o corrigiendo algunas malformaciones y permite colocar un dilatador tipo stent donde hubiera ateromatosis. Todo ello, con una técnica que, si bien no está exenta de complicaciones, las complicaciones suelen ser menos que una cirugía a corazón abierto.
Cómo se realiza el procedimiento
Cuando se lleva a cabo un cateterismo cardíaco en niños o en pacientes muy mayores con algún deterioro cognitivo, es posible que el cardiólogo requiera del uso de anestesia general. En los demás casos, se emplea anestesia local en la zona de entrada, que suele ser a través de la arteria femoral en la ingle o de la braquial en el antebrazo. Su médico estudiará si le conviene o no tomar un sedante antes del procedimiento para encontrarse relajado. La sedación consciente también se puede conseguir in situ mediante la administración por vía intramuscular.
Como es lógico, la zona de entrada se desinfecta antes de la punción, porque la introducción del catéter y los dispositivos que lo acompañan en el extremo no deja de ser una punción un poco más gruesa que la realizada con una aguja convencional y que precisa de cierto cuidado posterior (reposo durante unas horas y posible analgesia).
Cuando el estado físico del paciente no precise de hospitalización, lo habitual es que sea dado de alta en unas horas o, a lo sumo, al día siguiente. Durante las horas y días posteriores, el paciente deberá avisar a su médico o presentarse en el servicio de urgencias si aparecieran ciertos síntomas que su cardiólogo le va a comentar. También es posible, aunque raro, causar un daño vascular durante el procedimiento que precise de una corrección quirúrgica, por eso el inciso de que se da el alta si el estado de salud del paciente lo permite. En la mayoría de los casos, el paciente continua ingresado no por el cateterismo, sino por otra afección que es la que ha llevado a realizar un cateterismo cardíaco diagnóstico.
Los efectos secundarios habituales tras un cateterismo cardíaco son dolor o inflamación en la zona de entrada y un posible hematoma que suele resolverse solo. En el consentimiento informado se le explicarán cuáles son los riesgos de otras complicaciones, incluyendo aquellas ajenas al procedimiento y al estado del paciente, como son las infecciones por microorganismos oportunistas.
Tipos de cateterismo cardíaco que pueden hacerse
CATETERISMO TERAPÉUTICO
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Angioplastía, para mejorar el flujo en arterias coronarias bloqueadas o estrechas con la ayuda de una malla o stent que dilata la zona obstruida. El cateterismo cardíaco en este caso se emplea para llevar el stent no al corazón, sino a vasos próximos. Algunos stent van impregnados en fármacos que contribuyen a la reducción de la inflamación localizada del vaso a tratar.
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Cateterismos cardíacos para tratar valvulopatías. En este grupo hay varios procedimientos y es un campo que continúa en estudio, sumando cada poco tiempo nuevos procedimientos e intentando hacerlos viables en un mayor número de pacientes.
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Cateterismos ablativos que eliminan zonas de actividad eléctrica anormal, responsable de irregularidades en el pulso, como pueden ser las arritmias.
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Cateterismos para el cierre de conducto u orificios, presentes en algunas cardiopatías congénitas.
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A la inversa, cateterismos para abrir un orificio entre las aurículas en casos muy particulares.
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Cateterismos para la exclusión de aneurismas y reducir el riesgo de ruptura de un vaso afectado mediante la colocación de prótesis intravasculares.
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Cateterismos para la toma de biopsias del corazón.
CATETERISMO DIAGNÓSTICO
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Cateterismos que permiten observar el corazón y/o vasos importantes desde dentro, con la ayuda de un contraste. Son los más habituales.
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Cateterismos que detectan anormalidades eléctricas del corazón. Para este fin se emplean catéteres especiales.
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Cateterismos para medir la presión en un determinado segmento de un vaso sanguíneo importante, como puede ser la arteria pulmonar.
La lista con los tipos de cateterismo cardíaco, a día de hoy, es la que hemos expuesto. El trabajo en investigación y desarrollo persigue lograr nuevos tratamientos alternativos a la cirugía a corazón abierto, pero también esta técnica, el cateterismo cardiaco, es en muchos casos complementaria a la cirugía cardiaca.
