Síndrome de Noonan: características

El síndrome de Noonan forma parte del grupo de enfermedades congénitas que, si bien no son estrictamente cardiopatías, si cursan con problemas en el corazón que deben ser tratados para evitar un desenlace fatal, como sucede también con el síndrome de Marfan.

No se trata de enfermedades que, como la anomalía de Ebstein, pueden pasar años sin diagnosticarse por ser durante ese tiempo asintomáticas. El síndrome de Noonan se diagnostica en el momento del nacimiento o poco después. A partir de ese momento, comienza el trabajo médico interdisciplinar, las revisiones y los tratamientos, que se deben adaptar a cada paciente.

¿Qué es el síndrome de Noonan?

El síndrome de Noonan es una enfermedad o alteración de transmisión genética autosómica dominante, que hace que algunas proteínas involucradas en el crecimiento y desarrollo se vuelvan hiperactivas.

Además de la transmisión autosómica dominante, es decir, solo con que uno de los progenitores sea portador de un gen afectado se transmite la enfermedad (hay un 50 % de posibilidades de heredar el gen implicado), existen casos en los que nacen bebés afectados por el síndrome de Noonan sin existencia de antecedentes familiares.

Cuando se da este último caso es porque la mutación en uno de los genes se ha producido con posterioridad a la fecundación, es decir, no es algo heredado aunque la afección sea la misma.

El síndrome de Noonan es una afección relativamente frecuente: afecta a 1 de cada 1000 a 2500 bebés.

¿Qué origina este síndrome?

El síndrome de Noonan es causado por una o varias mutaciones en alguno de los siguientes genes:

  • PTPN11 (en 50 % de los casos)

  • SOS1 (en 13 % de los casos)

  • RAF1 (en 5 % de los casos)

  • KRAS (en menos del 5 % de los casos)

Otros genes en los que se ha encontrado mutaciones que causan el síndrome de Noonan en menos del 1 % de los casos.

Siempre que aparece el síndrome de Noonan se ven afectados genes que codifican proteínas involucradas en los procesos de crecimiento y desarrollo o pubertad. Dependiendo del gen o los genes afectados, los pacientes verán afectados con más severidad unos órganos u otros.

Características del Síndrome de Noonan

Los pacientes con síndrome de Noonan pueden presentarlo con diferentes niveles de afectación o gravedad, de manera que no tienen por qué darse todos los síntomas habituales. Estos síntomas más frecuentes son:

  • Baja estatura.

  • Esternón hundido hacia la cavidad torácica.

  • Malformaciones cardíacas presentes ya en el momento del nacimiento.

  • Rostro característico, con los ojos separados, párpados gruesos o caídos y orejas de implantación baja. Esto se aprecia de manera especial en recién nacidos y bebés.

  • Discapacidad intelectual leve en un 25 % de los casos.

  • Problemas de coagulación.

  • Testículos no descendidos al escroto (criptorquidia), en varones.

El síndrome de Noonan aumenta el riesgo de desarrollar leucemia a lo largo de la vida y el de sufrir cierto retraso en el lenguaje, con independencia de si existe o no deficiencia intelectual. Los problemas de habla y lenguaje son tratados con facilidad por un logopeda. En cuanto a las leucemias, el médico determinará si se deben hacer pruebas específicas periódicas o basta con las analíticas completas.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico del síndrome de Noonan tiene lugar en el momento del nacimiento o poco después. Si uno de los progenitores es portador de algún gen alterado implicado, se suele proceder a realizar pruebas genéticas, para tener los resultados definitivos cuanto antes.

Sin embargo, si no se dispone de esta información, a veces el bebé pasa por una serie de pruebas diagnósticas que indican un posible Noonan. Estas pruebas, aparte de la exploración visual, suelen ser:

  • Placa de tórax y, si hay sospechas de alteraciones en el crecimiento, de espalda.

  • Análisis de sangre y pruebas de coagulación.

  • Electrocardiograma y ecocardiograma.

  • Ecografía de riñón.

  • Resonancia magnética nuclear del cráneo.

No existe un tratamiento específico para el síndrome de Noonan porque no es posible, a día de hoy, modificar los genes afectados. El tratamiento se basa en ir mejorando las funciones de los órganos afectados, a veces con medicación y otras con correcciones quirúrgicas si son posibles. También es imprescindible un seguimiento continuado.

Según recientes estudios, la administración de la hormona del crecimiento durante la infancia podría evitar muchas de las alteraciones de crecimiento. Por lo que respecta al campo de la Cardiología, se deben controlar los mecanismos de coagulación con fármacos y/o transfusiones de sangre y, dependiendo de qué malformación haya afectado al corazón y de si evoluciona o permanece estable, recurrir a la cirugía cardíaca para aumentar la esperanza de vida del paciente.

Síndrome de Noonan

En resumen, el síndrome de Noonan es una alteración genética relativamente frecuente, que afecta a proteínas implicadas en los procesos de crecimiento y desarrollo. También hay casos en los que no existe transmisión genética, sino una alteración durante el desarrollo fetal, con idénticos resultados.

La mayoría de los pacientes con síndrome de Noonan nacen con alguna cardiopatía congénita, por lo que cuando se sospecha que podamos estar ante este síndrome, se realizan estudios completos para conocer el estado del corazón y comprobar si funciona de manera adecuada o no. Las alteraciones en la coagulación también son frecuentes y su tratamiento se engloba dentro de la Cardiología, si bien el médico especialista en el síndrome de Noonan es un médico genetista y siempre se precisa del trabajo conjunto de diferentes especialistas.

Dependiendo de cuál sea el gen afectado responsable del cuadro clínico y de si se trata de solo uno o de más genes, la severidad de este síndrome puede ser muy variable. También se apreciarán diferencias en los síntomas y en los órganos afectados. Una prueba genética arrojará el diagnóstico definitivo, afirmativo o negativo, y permitirá disipar las dudas cuando uno de los padres sea portador de alteraciones en alguno de los genes implicados, pues existe un 50 % de posibilidades de transmitirlo a cada hijo.