Comunicación interventricular: tipos

El corazón es el motor del organismo. Se encarga de bombear sangre y nutrientes para que el cuerpo funcione con normalidad. Dentro de él nos encontramos dos cámaras, el ventrículo izquierdo y el ventrículo derecho, cuya misión es que el flujo sanguíneo sea constante y eficiente. Sin embargo, algunas personas nacen con lo que se conoce como comunicación interventricular o CIV, una anomalía que puede afectar a su calidad de vida.

¿Qué es la comunicación interventricular?

La CIV es diferente de la comunicación interauricular, aquí lo que ocurre es que la pared que separa los dos ventrículos, conocida como tabique interventricular, tiene un agujero. Esto permite que la sangre oxigenada del ventrículo izquierdo se junte con la no oxigenada del ventrículo derecho, y que vuelva al corazón para oxigenarse.

La CIV provoca que la sangre esté recirculando de manera innecesaria, haciendo trabajar más a los pulmones y a las cavidades izquierdas del corazón, produciendo su dilatación.

Se trata de una anomalía congénita (la más común de todas las que se dan en el corazón) que podría no mostrar síntomas en un primer momento, pero que con el tiempo acaba dando lugar a insuficiencia cardiaca e incluso a hipertensión pulmonar.

comunicación interventricular

Tipos de comunicación interventricular

CIV membranosa

Es una abertura en la parte superior del tabique ventricular, cerca de válvulas tan importantes como la aórtica y la tricúspide. No es habitual que esta abertura se cierre de manera espontánea, por lo que suele requerir cirugía para su corrección.

CIV muscular

En este caso, la abertura aparece en la parte muscular de la sección inferior del tabique ventricular.  Si es pequeña, existen bastantes posibilidades de que se cierre de manera espontánea durante los primeros meses o años de vida.

Si la CIV muscular es de tamaño superior a los 4 mm y no se cierra de manera espontánea, se aconseja su cierre con cirugía, entre los 3 y los 6 meses de vida, o incluso antes.

CIV del canal auriculoventricular

La comunicación interventricular aparece entre las válvulas tricúspide y la válvula mitral, y requiere corrección quirúrgica.

CIV infundibular

La CIV infundibular es la menos habitual de todas, y se produce en el tabique ventricular, justo por debajo de la válvula pulmonar.

Síntomas de comunicación interventricular

La gravedad de los síntomas depende del tipo de CIV y del tamaño que tenga la abertura del tabique ventricular. No es extraño que lo que se trate sea la comunicación interventricular en adultos, porque durante la infancia y la adolescencia los síntomas más leves pueden pasar desapercibidos.

Si la abertura de la CIV tiene un tamaño entre medio y grande, los síntomas más comunes serán la aparición de cansancio más rápido de lo que se considera normal, una fatiga que es difícil de eliminar, sudores, dificultades a la hora de mantener un ritmo de respiración equilibrado y congestión respiratoria.

En el caso de los bebés, si su CIV es grave, es habitual que tengan poco interés por la comida (se cansan al comer) y que no aumenten de peso.

comunicación interventricular

Incluso si se tiene una comunicación interventricular de pequeño tamaño, existe un mayor riesgo de desarrollar una endocarditis que para el resto de la población, que es una infección en el revestimiento interno del corazón. La infección la causan las bacterias que hay en la boca, por lo que los pacientes con CIV deben extremar todavía más el cuidado de su salud bucodental.

Complicaciones de la comunicación interventricular

  • Insuficiencia cardiaca: con los años, el sobreesfuerzo al que está sometido el corazón hace que no pueda funcionar con normalidad.
  • Síndrome de Eisenmenger: afecta a los vasos sanguíneos de los pulmones, provocando que se vuelvan rígidos y estrechos.
  • Endocarditis: como dijimos antes, es una infección en el revestimiento interno del corazón.

Cómo diagnosticar la CIV

El cardiólogo realiza una exploración física del paciente y valora sus antecedentes médicos. Después, pueden realizarse algunas de las siguientes pruebas:

  • Radiografía de tórax para ver el corazón y los órganos circundantes.
  • Electrocardiograma, que se encarga de hacer un registro de la actividad eléctrica del corazón.
  • Ecocardiograma. Es una ecografía del corazón y, con frecuencia, es la manera más habitual de diagnosticar la CIV.
  • Cateterismo cardíaco. Es una prueba más invasiva, pero es la que ofrece más información sobre las estructuras cardiacas, la tensión arterial y las concentraciones de oxígeno en sangre.

Tratamiento de la comunicación interventricular

Operación del corazón

La cirugía implica hacer una incisión en la pared el tórax. Mientras una máquina de circulación extracorpórea se encarga de mantener activa la circulación sanguínea, el médico cierra el orificio directamente con puntos de sutura, o aplicando sobre la abertura un parche de material quirúrgico (esto último suele ser lo más habitual).

En seis meses, el tejido cardíaco ha crecido alrededor de los puntos de sutura o del parche cardíaco, y el agujero ha quedado completamente cubierto.

Cateterismo cardíaco

Es una intervención menos invasiva, pero no sirve para tratar todos los tipos de CIV. En este caso, el cardiólogo inserta un catéter (un tubo delgado y flexible) a través de un vaso sanguíneo de la pierna, y lo lleva hasta el corazón.

El tubo es guiado hasta la parte interior del corazón y con él se coloca un implante dentro del orificio del tabique. Ese implante se aplana a ambos lados del tabique y sella totalmente la abertura.

En el caso concreto de los niños, la recuperación es muy rápida y no suele dar complicaciones. Aunque durante un tiempo tendrán que acudir a visitas periódicas con su cardiólogo para comprobar que todo está bien.

La comunicación interventricular tiene solución tanto en los bebés como en los adultos. Lo importante es que, en caso de apreciar los síntomas de esta anomalía, se consulte con el especialista lo antes posible.