La comunicación interauricular es una cardiopatía congénita responsable de que los niños nazcan con una comunicación o septo (o más de una) en el tabique que separa ambas aurículas. Esta comunicación es normal durante el desarrollo embrionario y, a veces, se da en bebés que experimentan su cierre espontáneo durante el primer año de vida.
Cuando la comunicación interauricular es severa o cuando no se resuelve sola, puede cursar de modo asintomático durante la etapa de crecimiento, sin dar la cara hasta que se es adulto, y otras veces, aunque es menos frecuente puede tratarse de una comunicación interauricular con síntomas desde la infancia.
La solución definitiva de este problema es quirúrgica o por cateterismo, aunque debe analizarse cuándo operar. Algunos tipos de comunicación interauricular no se presentan como cardiopatías aisladas.
¿Cuál es la causa de la comunicación interauricular?
Desde el punto de vista fisiológico, la comunicación auricular aparece porque el corazón del feto tiene varios septos durante su formación, que se cierran después de nacer. Si esto no sucede y se localizan en la mitad superior del tabique interno, habrá soplos y alguno de los diferentes tipos de comunicación interauricular.
Sin embargo, no tenemos claro por qué a unos niños les sucede esto y a otros no, y qué explica que en algunos casos el problema al nacer se resuelva solo durante los primeros meses de vida.
Las dos hipótesis que observamos con la esperanza de determinar la causa y poder establecer un diagnóstico prenatal son la presencia de una combinación de genes (sabemos que nunca se reduce a un único par implicado).
Comunicación interauricular: síntomas
Hay niños que manifiestan síntomas compatibles con esta cardiopatía congénita desde el momento del nacimiento o los primeros días de vida, y personas que se enteran de su diagnóstico en la edad adulta, pues fueron completamente asintomáticos. En estos adultos, los síntomas que se presentan suelen ser la consecuencia de un daño causado en el corazón a lo largo de los años y no los propios de una insuficiencia cardíaca debida a uno o más soplos.
Síntomas durante el embarazo
En algunos casos, la comunicación interauricular se puede detectar de manera prenatal en una ecografía. Esta prueba no es infalible y, a día de hoy, solo detecta las comunicaciones de gran tamaño. Además, en general, no sabemos a priori si ese septo se va a cerrar a tiempo o en los primeros meses de vida.
A pesar de la falta de precisión diagnóstica, en familias con miembros que hayan nacido con cardiopatías o siempre que haya sospecha de comunicación interauricular se procede a realizar una o más ecografías prenatales, prestando atención al corazón del feto.
Síntomas en el bebé y en niños
Muchos niños no presentan síntomas o son tan leves como para no sospechar de una cardiopatía. En otros casos, bebés con septos interauriculares grandes pueden mostrarse demasiado apáticos, experimentar cansancio o fatiga por el simple hecho de alimentarse y ser proclives a problemas respiratorios.
Los síntomas más comunes en bebés son los siguientes:
- Infecciones respiratorias o pulmonares frecuentes.
- Dificultad respiratoria continuada, como si tuvieran un catarro, pero sin existir infección ni secreciones.
- Dificultad para respirar al hacer actividad física o ejercicio, cuando el niño ya es capaz de caminar y correr.
- Cansancio al comer (bebés).
- Fatiga tras llorar.
- Falta de apetito y cierto retraso en el crecimiento.
- Latidos irregulares o sensación de sentir el latido del corazón, a veces cuando se someten a esfuerzos. En ocasiones, estos latidos que describe el niño son arritmias, tal y como se puede comprobar más tarde con una prueba de esfuerzo.
- Soplo cardiaco o ruidos silbantes que se pueden oír con un estetoscopio. Este es un síntoma importante, que requiere ser estudiado más a fondo. Existen soplos funcionales o benignos, y otros que delatan una lesión en el corazón.
Síntomas en adultos que no fueron diagnosticados al nacer y pasaron la adolescencia en modo asintomático
En los adultos asintomáticos, la comunicación interauricular suele descubrirse al solicitar un electrocardiograma y una ecografía del corazón para saber si un soplo es importante o trivial.
Sin embargo, cuando hay síntomas, estos suelen ser fatiga y un corazón que ha comenzado aumentar de tamaño en la zona de la aurícula derecha y en la del ventrículo del mismo lado.
¿Cómo diagnosticar la comunicación interauricular?
- Con una ecografía prenatal, a veces, si hay sospechas y el caso es severo.
- Solicitando un electrocardiograma si un niño comenta que siente el corazón muy fuerte o muy rápido cuando juega o en las clases de educación física.
- Sobre todo, con una ecografía del corazón ante la mínima sospecha o cuando se haya detectado un soplo, por pequeño que sea.
- En algunos casos, para obtener un diagnóstico más preciso, será necesario realizar también un cateterismo, tras las pruebas anteriores.
¿Cuándo operar?
Cuando nace un bebé con comunicación interauricular, lo primero es establecer su gravedad y monitorizar su evolución.
A veces recetamos fármacos para ayudar a controlar los síntomas, aunque ningún fármaco de los que conocemos a día de hoy es capaz de inducir el cierre del septo. Sin embargo, dado el porcentaje de casos que se resuelven solos los primeros meses de vida, salvo en casos graves, solemos comenzar por el tratamiento farmacológico o por un seguimiento sin más.
En el caso de los neonatos, la gravedad de los síntomas va a ser el factor clave para decidir cuándo se puede realizar la primera cirugía, a veces la única. Si es posible la espera, solemos esperar a que al paciente cumpla los 3 años de edad.
Recuerda que el especialista cardiólogo, tras la realización de una serie de pruebas diagnósticas, es quien puede estimar si es más prudente esperar este tiempo o adelantar la cirugía. Además, incluso con los niños en los que se opta por la espera, se necesitan revisiones periódicas para asegurarnos de que el corazón no comienza a presentar daños asociados a algunos tipos de comunicación interauricular y que las paredes de la aurícula y el ventrículo derecho no se engrosan o se dilatan mientras se espera.
Por otra parte, la experiencia demuestra que muchos casos de soplo de comunicación interauricular no tratados en su momento porque pasaron inadvertidos o por ser leves y asintomáticos, comienzan a causar síntomas y a comprometer la salud del paciente en cuanto supera los 18 o los 20 años.
Con estos pacientes adultos con diagnóstico tardío se presenta, muchas veces, un debate entre especialistas: ¿es mejor probar a controlar los síntomas con medicación y dejar de lado la cirugía? En muchos casos, se prueba primero con tratamientos farmacológicos y seguimiento, aunque, a largo plazo, la calidad de vida de los pacientes sometidos a cirugía (antes de presentar afectaciones importantes en la zona derecha del corazón) es considerablemente superior a la de los pacientes mantenidos solo con medicación.
Como suele suceder con las cardiopatías congénitas, el término comunicación interauricular ayuda a clasificar la malformación y a explicar al paciente qué le sucede, aunque después existen diferentes grados y evoluciones. Algunas cardiopatías congénitas son el origen de otras lesiones en el corazón o en los vasos próximos, como las arterias pulmonar y aorta, y este es otro factor a considerar a la hora de decidir cuándo operar y con qué técnica.
Como hemos visto, los síntomas de la comunicación interauricular pueden ser inexistentes durante los primeros años de vida, o confundirse con los de un niño propenso a las infecciones respiratorias y con poco apetito. Sin embargo, una auscultación prestando atención a los detalles más pequeños es suficiente para permitir escuchar el soplo en la mayoría de los pacientes, sin importar la edad.