Cardiopatía congénita en adultos

Una cardiopatía congénita puede pasar desapercibida durante años y manifestarse al alcanzar la edad adulta. Ya sea como concomitante de otra patología o bien por sí misma, debe ser tratada por una unidad especializada en CCA (cardiopatía congénita en el adulto).

Qué es la cardiopatía congénita en adultos

La cardiopatía congénita en el adulto responde a la manifestación de una patología cardiaca con la que se ha nacido. El motivo para que no se presente hasta una determinada edad puede ser debido a que el fallo al formarse el corazón en la etapa embrionaria puede no ser muy severo o bien a que se corrige durante la infancia.

En ambas situaciones, el paciente habrá llevado una vida más o menos normal, dependiendo del caso, e incluso puede olvidar o desconocer que la padece hasta que se presentan los primeros síntomas de una cardiopatía congénita.

Causas y síntomas

Las causas de una CCA hay que buscarlas en la gestación de la persona que la padece, ya que al ser de nacimiento no hay otro momento en el que se pueda haber malformado el corazón.

Por ejemplo, en el caso de la comunicación interventricular en adultos, la apertura que hay en el tabique que separa los ventrículos ha existido siempre, pero ha pasado desapercibida hasta que la función comienza a alterarse por el paso del tiempo, el estilo de vida o por alguna otra enfermedad.

Aunque en la mayoría de las ocasiones es difícil dar con una causa en concreto, lo que sí es posible es relacionar las CCA con algunos factores que están íntimamente ligados a su aparición. Actúen de manera directa, o no, están presentes en la mayoría de los estudios clínicos de este tipo de enfermo.

Respecto a los síntomas, también son similares a los de otras enfermedades cardíacas, pero con la gran diferencia de que su aparición implica su tratamiento inmediato, dado que su presencia a lo largo de toda la vida del enfermo puede que haya sido más dañina de lo que aparente. Los síntomas que tienen en común con otras cardiopatías son:

  • Irregularidades del ritmo cardíaco (arritmias).

  • Apnea del sueño.

  • Pérdida de conciencia súbita (síncope).

  • Aparición de un tono azulado en las uñas, la piel o los labios (cianosis)

  • Cansancio extremo tras cualquier actividad física habitual.

  • Dificultad para respirar y sensación de falta de aire.

  • Retención de líquidos o edema en diferentes partes del cuerpo.

Cardiopatía congénita en adultos

Hay otros que son más específicos del tipo de lesión que se padezca, de sí se ha tratado o no en la infancia y de si puedan haber quedado lesiones residuales, o secuelas, de esas intervenciones o tratamientos. Por ejemplo, la aparición de una endocarditis infecciosa puede ser el síntoma de que una cardiopatía congénita leve que no ha requerido tratamiento y ha “despertado” tras alguna intervención quirúrgica no relacionada con el corazón o tras un embarazo.

Factores de riesgo de la cardiopatía congénita en adultos

Los factores de riesgo de la cardiopatía congénita en adultos son los mismos que para cualquier otra patología cardíaca:

  • La mala alimentación, el sedentarismo y el sobrepeso u obesidad.

  • El consumo de tabaco, alcohol y drogas, o de medicamentos sin prescripción médica.

  • Tener la presión arterial alta de forma continuada (hipertensión).

  • Tener los niveles sanguíneos de colesterol altos (hipercolesterolemia).

  • Padecer de diabetes o de algún tipo de enfermedad inmune.

  • En el caso de las mujeres, también las alteraciones hormonales relacionadas con la menarquia y con la toma de anticonceptivos.

Grados de complejidad

El grado de complejidad de este tipo de cardiopatías congénitas es uno de los principales datos a conocer con vistas a que el diagnóstico final sea lo más preciso posible y de esta manera aplicar el tratamiento más adecuado a cada paciente.

CARDIOPATÍAS SIMPLES

Este tipo de cardiopatías son las que cursan de forma muy leve y que no necesitan de un seguimiento riguroso, ya que con las visitas normales al cardiólogo pueden estar controladas. Dentro de estas se encuentran:

  • Insuficiencia valvular aórtica aislada.

  • Insuficiencia mitral aislada.

  • Comunicación interauricular de muy pequeño tamaño.

  • Comunicación interauricular ostium secundum operada sin secuelas.

  • Comunicación interventricular restrictiva aislada.

  • Comunicación interventricular operada sin secuelas.

  • Estenosis pulmonar leve.

  • Conducto arterioso persistente ligado.

CARDIOPATÍAS MODERADAS

Estas implican ya un seguimiento más completo y la asistencia por parte de un cardiólogo especialista en cardiopatías congénitas. Aquí también se englobarían aquellas cardiopatías que no pueden ser catalogadas ni como leves ni como graves en un primer momento.

  • DVPAT o Drenaje venoso pulmonar anómalo.

  • Comunicación interauricular ostium primum o seno venoso sin reparar.

  • Canal atrioventricular completo.

  • Comunicación interventricular concomitante con insuficiencia aórtica, estenosis subpulmonar, estenosis subaórtica, coartación o malformación mitral o tricúspide.

  • Anomalía o malformación de Ebstein.

  • Ductus persistente.

  • Coartación aórtica.

  • Tetralogía de Fallot.

  • Estenosis pulmonar importante.

  • Estenosis aórtica, subvalvular o supravalvular.

  • Aneurisma de Senos de Valsalva.

  • Fístulas y anomalías coronarias.

CARDIOPATÍAS COMPLEJAS

Las cardiopatías complejas requieren de una continua observación y supervisión en una unidad especializada en CCA, ya que comprometen seriamente la vida del paciente.

  • Síndrome Eisenmenger o hipertensión pulmonar grave.

  • Ventrículo único funcional o cavidad ventricular dominante.

  • Cirugías a corazón abierto como la de Fontan.

  • Transposición de los grandes vasos.

  • Atresia pulmonar en todas sus maneras.

  • Ventrículo derecho de doble salida.

  • Truncus o hemitruncus de cualquiera de los tipos.

  • Conductos valvulados con implantes.

  • Cardiopatías congénitas cianóticas en todas sus manifestaciones.

Hay que incidir en la importancia de llevar un control más o menos estricto del corazón si se sabe que se nació con alguna malformación cardiaca, ya que, aunque haya sido reparada en la infancia, nunca se puede dar por curada.

Además, es recomendable que en el equipo médico que la vigile se encuentren especialistas que provengan del sector de la cardiología pediátrica, puesto que son los que primero afrontan estas disfunciones del corazón en su atención diaria a los recién nacidos.