Comunicación interventricular en adultos

La CIV es una de las malformaciones cardíacas que, dentro de las cardiopatías congénitas, se presenta con mayor frecuencia, y consiste, básicamente, en una fisura en el tabique que separa los ventrículos.

Cuando se diagnostica una comunicación interventricular en adultos no responde a algo que haya surgido de manera espontánea (*), sino que es un fallo que se tiene desde el nacimiento y que ha permanecido asintomático hasta el momento.

Qué es, síntomas y causas

La CIV es una comunicación anómala entre los ventrículos que se produce cuando el tabique interventricular no se encuentra cerrado del todo. Este presenta un orificio por donde se desvía la sangre que llega al ventrículo izquierdo, procedente de las venas pulmonares a la aurícula izquierda, hacia el ventrículo derecho con la consiguiente mezcla de la sangre.

Los síntomas de una cardiopatía congénita en el caso de una CIV pueden aparecer en el momento del nacimiento o no dar la cara hasta pasados años. Esto depende del tipo y la gravedad de la comunicación interventricular.

  • En el caso de los bebés suele manifestarse con un déficit en el crecimiento debido a que la dificultad respiratoria provocada por la CIV causa un gran cansancio que les impide alimentarse correctamente.

  • En el caso de los adultos suele manifestarse con arritmias, repentina falta de aliento al realizar un esfuerzo físico habitual y una sensación de cansancio generalizado que va en aumento y sin causa aparente.

Como la gran mayoría de las cardiopatías congénitas tiene una causa indeterminada. Aunque existe un cierto componente hereditario, también se asocia con algunos factores externos, con otras malformaciones y con fallos cromosómicos como ocurre en el síndrome de Down.

Comunicación interventricular en adultos

Tipos de CIV

Aunque pueden clasificarse de diferentes maneras la más común es la clasificación por el lugar del tabique donde se localiza el orificio.

  • Membranosas: aquí la apertura está localizada en la parte superior del tabique justo debajo de la válvula aórtica.

  • Posteriores: estos se encuentran en la zona inferior y detrás de la cúspide septal de la válvula tricúspide.

  • Infundibulares: también conocidas como subpulmonares, se localizan en el tabique justo debajo de la válvula pulmonar.

  • Musculares: son las que aparecen en la zona muscular de la parte inferior del tabique.

Comunicación interventricular en adultos

Esta patología es infrecuente en adultos, ya que de haberse padecido suele haber cerrado de forma espontánea a lo largo de su vida. Pero en el caso de que exista y haya cursado de manera asintomática es importante corregirla, puesto que las complicaciones que trae consigo pueden ser muy severas.

  • Hipertensión Pulmonar: una de las razones por las que se padece de una presión arterial pulmonar alta puede ser una CIV no detectada a tiempo, ya que al haber un exceso de sangre que pasa por las arterias pulmonares la presión que sufren estas se eleva. Esto puede originar desde edemas hasta disnea en reposo y pérdida de consciencia repentinas.

  • Insuficiencia cardíaca: cuando la estructura normal del corazón se ve modificada por cualquier malformación su funcionamiento puede no ser correcto. En el caso de la CIV se produce un bombeo mayor que el normal que puede llevar, con el tiempo, al “agotamiento” del corazón y con ello limitar la llegada de sangre oxigenada al resto del organismo.

  • Endocarditis: esta patología es una inflamación en el tejido interno del corazón de origen bacteriano en la mayoría de los casos. Su relación con la CIV es debida a que la alteración en la circulación interna da lugar a turbulencias que predisponen a la colonización bacteriana.

La manera de diagnosticar esta dolencia pasa por la realización de diferentes pruebas específicas como son la ecocardiografía, el electrocardiograma y la radiografía de tórax. La comunicación interventricular e interauricular no son lo mismo. Aquí te contamos más sobre la segunda.

¿Cómo se corrige la comunicación interventricular (CIV)? 

El tratamiento quirúrgico es la manera que se utiliza con mayor frecuencia para la corrección de este defecto que, aunque a veces cierre sin necesidad de intervención, si se manifiesta en la edad adulta no hay demasiadas expectativas de que lo haga a futuro.

Estos tratamientos dependen del tipo de CIV que se tiene que reparar y de la salud general del paciente. Si esta última no es muy buena será preciso estabilizar antes, con medicación, los parámetros que influyen directamente en la corrección quirúrgica. Entre estos se puede presentar un exceso de líquido en los pulmones que es necesario drenar antes para evitar complicaciones.

Hay dos maneras de realizar el cierre, una es la operación a corazón abierto y la otra el cateterismo.

En la primera es necesaria la conexión del paciente a una máquina corazón pulmón, ya que hay que abrir el tórax y el corazón para poder tapar o suturar el orificio.

En la segunda el especialista mediante la introducción de un catéter en una arteria en la ingle, y de ser necesario también en una vena del cuello, guiado por fluoroscopia llega hasta el corazón donde coloca un dispositivo oclusor en el orificio del tabique.

Tratamiento después del cierre

Una vez se ha procedido a la reparación, la recuperación suele ser rápida y sin complicaciones, siempre y cuando se sigan las pautas que se dan al abandonar el hospital.

Entre ellas se recomendará que durante las primeras semanas se evite la actividad normal y se tomen como un periodo de reposo, aunque no absoluto. También será necesario, casi con toda probabilidad, la toma de medicación antitrombótica y antibiótica hasta que en las revisiones sea concluyente que la sangre circula con normalidad y no hay ningún rastro de infección.

La comunicación interventricular en adultos, una vez solucionada, permite llevar una vida completamente normal, con las consultas que estime el cardiólogo y siempre procurando que sea lo más sana posible.

(*) Aunque no es lo habitual esta apertura del tabique interventricular puede producirse también después de un ataque cardíaco o como complicación de una cirugía cardíaca